¡Hola! Soy Loly.

Este blog, de pequeños relatos de vivencias actuales y de mi niñez, nació para contactar de forma diferente con familiares y amig@s.
Gracias por abrir esta ventana de un rinconcito de mí.

miércoles, 23 de noviembre de 2011


A VOLAR

Ya podéis volar solos
le dijo el águila a sus polluelos
en su confortable nido.

Desplegad vuestras alas,
buscad nuevos horizontes,
en las mañanas dulces,
en las tardes heladas,
en las noches oscuras y escarchadas.

Liberad el pensamiento,
porque no hay truco ni magia.

Alejaos de los tópicos,
de las frases consagradas
y al remontar el vuelo
por los valles y montañas,
olfatead el silencio
agudizad la mirada
         y conseguiréis después
ver la flor que nadie ve.

martes, 1 de noviembre de 2011

Serie " M I N I R R E L A T O S " - Locura

                                                         
   La envergadura de las alas de aquel águila era superior. El vuelo de mayor altura, unas veces planeado y otras acrobático, traspasaba los límites de la sensatez. ¡Qué locura!, murmuraban sus congéneres siempre sujetos a los estrictos esquemas.

  Experimentó nuevas sensaciones: sintió el miedo cuando se caló por entre las nubes grises de invierno y su cuerpo yerto casi se pierde en el vacío; cruzó el arco iris y disfrutó de la belleza de sus colores que pronto se incrustaron en su oscuro plumaje, y hasta rozó la vanidad cuando le hizo un guiño al sol y éste le replicó con sus rayos fulgurantes que transformaron su imagen y le hicieron sentir la gloria del ave Fenix.

  El águila “locura” regresó a su hogar. Compartió sus nuevas emociones y una suave y discreta masa de aire rellenó los espacios.

Serie " M I N I R R E L A T O S " - Un rinconcito entrañable

  
 Aquel primer contacto con Olga en la cafetería, fue ameno y cordial. Me transportó a la antesala de su casa, desde cuyo umbral se comienza a percibir el particular perfume.

 Vive Olga en una casa confortable, con habitaciones tapizadas de múltiples objetos entrañables que le abren el corazón y le provocan historias que cuenta con moderada pasión a través de una voz firme y sincera.

 A través de un pasillo se accede al dormitorio. Al fondo se halla un clásico tocador. Sobre él, unas fotos de boda enmarcadas en madera, presiden la fidelidad y el cariño de ambos. Delante, en dos bandejas de plata teñidas con la pátina del tiempo, sobresalen prendas de bisutería, sencillas, como su mismo sentir, porque las joyas de piedras nobles son las que relucen en su alma transparente. A la izquierda se encuentra una pequeña figura de la torre Eiffel. Es un recuerdo que permanece en su historia, engranaje de momentos inolvidables, repletos de cultura y amistad.

Serie " M I N I R R E L A T O S " - Una vida


                                         

                                                     Una Vida

 Estaba sola, sentada en la terraza frente a una tacita de café que aguardaba su último sorbo.
Sencilla, sin abalorios. Vestía de luto, luto también salido del alma. Mientras le esperaba, hojeaba el periódico lentamente, sin interés, porque el principal argumento era su propia vida: una muerte prematura y un hijo atrapado en la droga.

Se sentía redimida bajo aquel espíritu sosegado y cabizbajo. El esposo se acercó y dejó sobre la mesa un manual y un par de cerraduras. Tal vez fuera la solución que evitara una tragedia. 

miércoles, 12 de octubre de 2011

FELICIDAD, de Rafael Arozarena


De entre los cien sonetos de autores canarios (Antologías de poetas canarios) he seleccionado uno que, con una expresiva narrativa y profundo pensamiento, habla con generosidad de una vida austera de juventud.




F E L I C I D A D

No me antoja pedir otros presentes
al milagro de luz de la mañana.
Este cielo que llena mi ventana
tiene ya los regalos suficientes.

Nada quiero de más para el sustento
de mi lírico sueño renacido.
Una alondra ha llenado todo el nido
y una lila ha cubierto el firmamento.

Nada pido ni quiero; ya me basta.
Se ha clavado una fiesta en mi alma y hasta
en los dedos me tiemblan cascabeles.

¡Juventud! !Con qué poco te he llenado!
Con un grano de amor se me ha quedado
todo el cuerpo relleno de claveles.


Rafael Arozarena Doblado, 1945

Un matrimonio insalvable

En un pueblo de la isla, a veinte kilómetros de la capital, vivían Miguel y Candelaria. Era un matrimonio distinguido y apreciado. Se enamoraron desde la adolescencia y esa chispa de amor prendió como la llama de una hoguera en noche de San Juan.

Sus rasgos físicos y sus formas de ser eran antagónicos, lo cual los hacía más populares. A don Miguel le rondaba siempre el buen humor y era tan amigable como festivo, pero lo que realmente lo distinguía era su joroba adherida a su pequeña estatura que, desde la infancia, siempre la llevaba consigo. Esa malformación no le impidió gozar de las satisfacciones de la vida, ni le producía complejos inútiles, ni fue obstáculo para enamorar a su esposa, con la que alardeaba de ser tan feliz.

Doña Candelaria, por el contrario, era de espalda ancha y de mediana estatura, aún así le sobresalía a su esposo dos palmos. Su imagen se completaba con una tez pálida y facciones desabridas que le delataban un acusado desánimo, producto de su carácter débil y quejoso.

jueves, 15 de septiembre de 2011

DE BAJAMAR A PLAYA HONDA



   Las vacaciones las compartí entre Bajamar y Playa Honda. Dos ventanas abiertas al Atlántico, cuya brisa marina renueva ilusiones y esperanzas.

   “Y un día de agosto aquella gaviota de vuelo rasante dejó su plácida estancia en esta zona costera y, como ave migratoria que necesita beber de otras fuentes, remontó el vuelo. Impulsada desde la cima más alta, sobrevoló el Roque Nublo, y rozó las Peñas del Chache, para luego posarse en Playa Honda y encontrarse con las suyas, con las de su mismo nido”.

   Aquí, en Playa Honda, disfruté de un nuevo encuentro familiar, en la misma casita centenaria, a pie de Playa, donde reposan recuerdos desde la infancia; de felices estancias veraniegas, con sedimentos de añoranza.

   Fue un crisol de tres generaciones, en un despliegue de treinta y cinco personas, donde se mezclaron vivencias, sonrisas y cantos de mayores y pequeños en un ambiente de cariño y alegría.

jueves, 1 de septiembre de 2011

B A J A M A R


    Hace unos días que el mes de agosto empezó a menguar y el sol, en Bajamar, aún no ha lucido sus mejores dones. Las dulces mañanas agosteras de bellos crepusculares que perfilan las montañas y cubre el mar de tornasol, se han visto turbadas por masas de nubes grisáceas de tonos claroscuros que permanecen enfrascadas en este rincón norteño; y, junto al mar, que copia su mismo color, forman dos espacios envolventes semejantes a dos valvas de una concha marina engarzadas por la línea del horizonte que intimidan los sentidos y crean sensaciones de paz y nostalgia.

    A media tarde el sol, en su ruta imaginaria, deja asomar por entre las espesas cortinas de nubes, unos tímidos rayos de luz tan deseados como lo es el resplandor de la llama de una vela en la oscuridad.

    Y en el ocaso, en un intento de redención, el astro rey se esfuerza por enviar destellos de luces filtrados por nubes perennes y apelmazadas que logran transmitir una bella estampa cromática.

    Mientras, desde mi pequeño aforo, contemplo el escenario movible de un trozo de mar, embrujo de olas que rugen furiosas y avanzan con ira, para luego estrellarse en la soledad. Entonces la brisa marina, henchida de vaho, ensombrece la ventana y deja su huella en forma de gotitas de cristales de sal.

    En la lejanía los barcos de pesca son bultos oscuros, apenas balanceados por el empuje de las olas. La lente de los prismáticos me acerca al pescador, que irradia sosiego con sus lentos movimientos, mientras espera el brusco tirón del pez en el anzuelo.

    Y en el repunte de cada mañana, la bandada de gaviotas surca el mismo espacio en un ritual desplazamiento: desde el risco hasta la costa, desde la costa hasta el risco. Su vuelo planeado y rasante deja una estela de tesón y armonía.

martes, 21 de junio de 2011

EL VIEJO ÁRBOL


  El paseo diario de la mañana nos permitía descubrir un rinconcito de la ciudad donde un día decidimos fijar la residencia.

  Aquí y allá, nuestras miradas serpenteaban por las calles rectilíneas buscando en cada rincón su esencia: el origen de aquel festoneado verode pegado a la pared como auténtica sanguijuela; el de las múltiples pisadas de nobles y plebeyos sobre los pulidos adoquines o, en la espadaña, la campana que despierta el silencio monacal.

  Pero aquel día, sombreado de nubes otoñales, dejamos atrás las calles encorsetadas de muros y fachadas y nos adentramos en las afueras, donde la vegetación protagoniza los espacios aireados y el paseo se hace más placentero.

  Fue en una calle transversal donde, en medio de la hilera de árboles sobresalía uno, cuyas ramas se alargaban y entretejían como una red formando, con su cimero follaje, una gran bóveda en todo lo ancho. La amplitud de aquel árbol le permitía adentrarse en el jardín del lado opuesto. Algunas ramas tuvieron que ser cortadas, quedando el sello de la mutilación como fiel testigo.



  Pronto quedé atrapada bajo aquella carpa vegetal, y una sensación de vacío y misterio envolvió mi cuerpo. Mi cuello, con movimientos contorsionistas, se prolongó para seguir, con mirada firme, el camino de sus ramas hasta perderse en las últimas bifurcaciones.

miércoles, 11 de mayo de 2011

SULTANA


  Llegó a Lanzarote en el correíllo La Palma procedente de Gran Canaria. Era una cría de cachorra que le regalaron a mi hermana la mayor, allá por los años cincuenta. Mis lejanos recuerdos proceden de la etapa adulta. Se le llamó Sultana, quizás porque ya se le vislumbraba un porte de bien nacida. Un pelaje lacio de color azabache cubría su larga estatura.

  Era una perrita tierna y cercana. Buscaba la complicidad y el cariño compartido cuando se nos echaba a los pies. Discriminaba con claridad la naturaleza del ruido con movimientos continuos de orejas y rabo. Respondía con desafiantes ladridos en forma de eco cuando, personas desconocidas de su entorno, tocaban con golpes duros en aquellas puertas de tea: bien por las puertas de atrás para comprar algunos kilos de granos o sacos de paja, bien por las puertas de delante para vender, como la mujer graciosera que traía pardelas, o el árabe que ofrecía retales, siempre de ganga, o el gitano, vendedor de joyas en maletines de doble fondo. Otras maneras usaba cuando tocaban las personas conocidas, o Manuel, el jornalero, que era como de la casa.

martes, 26 de abril de 2011

Carnaval - 2011

  Recordando a Don Enrique                             Hago cursos a destajo
un señor muy cojonudo,                                 para no verme en apuros,
con su murga nos reímos                               las políticas de empleo
y nos partimos el cu ...                                   al obrero dan por cu ...                                                 
banito soy señores                                           Si a mi me mandan al paro                      
cubanito es muy formal,                                 y se ponen como chulos,
vale más ser cubanito                                     hago apaños con mi suegro
aunque usted lo tome a mal.                            y al gobierno doy por cu ...

  Cuando voy a los guachinches                       El consumo de petróleo
disfruto sin disimulo,                                     Juan Jesús dice es muy duro
porque la dieta ese día                                   y la gene no lo entiende
la mando a tomar por cu ...                           se lo meten por el cu ...

  La inspectora Marytere                                 Al final loly nos dice:
dicen es un hueso duro                                 - Hay problemas por un tubo,
¡ay!, mi niña no te cortes                              si no le plantamos cara
mándala a tomar por cu ...                            nos darán siempre por cu ...

  Con lechugas de la huerta                           banito soy señores
el ahorro es más seguro,                              cubanito es muy formal
con los precios del mercado                         vale más ser cubanito
nos limpiamos bien el cu ...                          aunque usted lo tome a mal.
  
  Zulimar dice muy seria:
para que tenga futuro
hay que analizar la tierra
no se lo metan por cu ...

viernes, 15 de abril de 2011

¿ OTRA HEMBRA ?

- Concha, ¿otra hembra?

Esta fue la pregunta que mis tías le hicieron a mi madre, recién parida, cuando aún su cuerpo resentido de dolores contraídos y ligeramente abrillantado del frío sudor, descansaba merecidamente sobre la silla parturienta.

Reconozco que el desengaño tuvo que ser notable, no solo porque fuera la quinta hija, que en los años cuarenta eran comunes las familias numerosas, sino que, además de hembra, fuera la sustituta de aquel varón deseado y que una meningitis le hiciera desaparecer.

La ilusión depositada desde el primer momento de la concepción, prolongada en los nueve meses de embarazo, y la esperanza de un merecido tributo, bien hubiera valido la pena que, Balbina la partera, hubiese anticipado lo contrario.

Y yo, desde la cuna como atalaya, y siguiendo con el juego creativo, observara los rostros decepcionados, cuyas esperanzas se diluían, como el terrón de azúcar desaparece en el agua; mientras, esa otra hembra, se esforzara por dibujar en sus labios una suave y dulce sonrisa que le acercara al corazón de todas las miradas y que redimiera aquel desencanto.

Sin osadía y expresando el último halo de imaginación, cabe suponer que penetrara en el ambiente un desánimo de volver a empezar con una nueva criatura del mismo sexo; pero ahora, desde la atalaya más alta, prefiero recrearme en escenas tiernas de cariño, abrazos y mimos como correspondiera a la benjamina de la casa.

jueves, 14 de abril de 2011

DEL MAR LA LAVA














 Las aguas se estremecían,
se agrietaban sus entrañas
y de su suelo emergía
ruidos y bombas de lava.

 Nació un día Lanzarote
del mar, cetáceo marino,
con soplido incandescente,
basa de nuestro destino.

 Su estirpe de señorío,
por normando conquistada,
más nobles fueron los nuestros,
más cruel fue la mesnada.

 En su seno la belleza
discreta, sin altivez,
donde el fruto de la tierra
muestra fingida aridez.

 La mar fue siempre cercana,
cruce de quillas y redes,
la mar ahora está seca,
la luz se apaga, no leve.

 Hijos ilustres ha dado
como la roca su liquen,
pero en la grieta más honda
está el sello de Manrique.

domingo, 10 de abril de 2011

La benjamina

Eran siete las hermanas, amigas de sus hogares, de manos habilidosas, de familias numerosas y de suspiros de hijos fallecidos. Siempre fieles a sus maridos, las hermanas Ferrer eran apreciadas en su pueblo natal. Sus oscuras vestimentas, esos lutos prolongados, los cabellos teñidos por el paso del tiempo y sus rostros de cuerpos erguidos, reflejaban decisión y entereza, dejándose entrever en ellos un atisbo lastimero.

Eran sus casas de varias puertas, de patios soleados y lluviosos, de cocinas ahumadas y de pucheros hirviendo. Eran sus casas los animales y también las eras, de donde brotaba la simiente, alimento de todo el año.

En sus encuentros familiares entremezclaban las bromas, repertorios memorizados y canciones melódicas acompasadas con ritmo.

La matanza de cochino


Aquella mañana, Gregorio el marchante se levantó con los ojos turbios. Se lavó la cara, pero las legañas seguían pendientes de sus pestañas. Abrió la ventana y el aire le refrescó.
Enfundado en su pantalón gris y camisa a rayas de muchos lavados, se dirigió a la cocina donde su mujer, Gloria, de espíritu desganado, se esforzaba por atenderle, pues sabía que aquel día estaba avisado para una matanza de cochino.
Después de tomar una rala de gofio, y sin mediar muchas palabras, cogió el cuchillo de buen maestro, tapó su cabeza con el sombrero y emprendió el camino.
A poco, se cruzó con el maestro de escuela Don Pepe de semblante sereno que, por encima de su sonrisa amable, sobresalía un bigote blanquecino bien emparejado. A su lado se le iban acercando chiquillos de cuellos sombreados de roña, de alpargatas desgastadas que golpeaban constantemente una pelota de trapo y cuyos padres se empeñaban en que tenían que aprender a leer.