¡Hola! Soy Loly.

Este blog, de pequeños relatos de vivencias actuales y de mi niñez, nació para contactar de forma diferente con familiares y amig@s.
Gracias por abrir esta ventana de un rinconcito de mí.

miércoles, 11 de mayo de 2011

SULTANA


  Llegó a Lanzarote en el correíllo La Palma procedente de Gran Canaria. Era una cría de cachorra que le regalaron a mi hermana la mayor, allá por los años cincuenta. Mis lejanos recuerdos proceden de la etapa adulta. Se le llamó Sultana, quizás porque ya se le vislumbraba un porte de bien nacida. Un pelaje lacio de color azabache cubría su larga estatura.

  Era una perrita tierna y cercana. Buscaba la complicidad y el cariño compartido cuando se nos echaba a los pies. Discriminaba con claridad la naturaleza del ruido con movimientos continuos de orejas y rabo. Respondía con desafiantes ladridos en forma de eco cuando, personas desconocidas de su entorno, tocaban con golpes duros en aquellas puertas de tea: bien por las puertas de atrás para comprar algunos kilos de granos o sacos de paja, bien por las puertas de delante para vender, como la mujer graciosera que traía pardelas, o el árabe que ofrecía retales, siempre de ganga, o el gitano, vendedor de joyas en maletines de doble fondo. Otras maneras usaba cuando tocaban las personas conocidas, o Manuel, el jornalero, que era como de la casa.