¡Hola! Soy Loly.

Este blog, de pequeños relatos de vivencias actuales y de mi niñez, nació para contactar de forma diferente con familiares y amig@s.
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domingo, 8 de noviembre de 2020

Niñerías

Uno de los momentos más gratos de mi infancia era cuando, en las tardes y después de tomarme la lección, mi madre me colocaba en el escenario simulado de la sala para ensayar una poesía.

  Ella, cual experta directora de escenas, indicaba todos los detalles:

las manos se sacan a distinto nivel; los dedos suavemente arqueados, como formando una espiral; debido respeto a las comas y a los puntos; tres pasos lentos en cada situación retardada y, sobre todo, una voz clara, despejada, para ser entendible por el público.

  Y yo, con el debido respeto de una época silenciosa y deferente, asumía cualquier corrección.

  En honor a mi madre debo decir, que tales números eran aplaudidos en las muchas representaciones en el teatro de San Bartolomé de Lanzarote.

  Una poesía inolvidable

                                                              NIÑERÍAS

Yo no soy de esas niñas tan revoltosas,

Que se pasan el día rompiendo las cosas.

A mí, cuando me llevan a una visita,

Estoy a lo primero, muy quietecita,

Y todo el mundo dice:

¡Qué rica nena, como se ve que tiene cara de buena,

 Parece enteramente un angelito,

 Qué niña tan bonita!, ¿Dame un besito?

Pero…mientras por los codos está hablando mi mamá,

Le voy sacando a pellizcos el peloto del sofá.

Y como se ponga cerca de mis manos el gatito,

le cojo por los bigotes y le tiro del rabito.

Luego ya, poquito a poco, entro en la conversación

Y termina por llevarse mi mamita un sofocón.

Que mi papá era bueno, a sus amigas contaba,

Y yo le dije, ¿Entonces, anoche, por qué llorabas?

A una señora le dijo, Son sus dientes un hechizo,

Y yo salté, Pues no decías que los llevaba postizos.

Y mi mamá, que el pavo se le subía

Me guiñó un ojo y dijo: Son niñerías.